Cáncer Colorrectal.

¿Qué saber?.

CÁNCER COLORRECTAL (modificado de https://www.saludigestivo.es/mes-saludigestivo/cancer-de-colon/cribado-del-cancer-colorrectal/)
El cáncer colorrectal es un tumor o neoplasia localizada en el colon o en el recto (intestino grueso). Supone el tumor maligno de mayor incidencia en España si se cuenta ambos sexos, afectando a 1 de cada 20 hombres y a 1 de cada 30 mujeres antes de cumplir los 74 años. Tanto en hombres como mujeres es el segundo tumor más frecuente, siendo también el segundo en cuanto a mortalidad.
Existe una realidad esperanzadora, porque este tipo de cáncer se puede curar en el 90% de los casos si se consigue diagnosticar en las fases tempranas de la enfermedad, por lo que la prevención es el arma más potente para luchar contra esta enfermedad. 
¿Cuáles son los factores de riesgo para el cáncer colorrectal? Una persona está más predispuesta a padecer cáncer de colon o recto si tiene antecedentes familiares (más riesgo cuanto más directo sea el familiar, más familiares hayan tenido cáncer de colon y/o recto y cuanto más joven sea el familiar afectado), la edad (mayor riesgo a partir de los 50 años) y el haber padecido previamente algún otro tumor o tener enfermedades crónicas del colon, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, o enfermedades en los que se desarrollan múltiples pólipos en el colon.  
¿Cómo puedo sospechar que padezco de cáncer colorrectal? Existen ciertos síntomas: sangrado en las heces, cambios en la frecuencia y/o características de las deposiciones de las deposiciones (más blandas), masa abdominal, cansancio, anemia, pérdida de peso y apetito sin explicación aparente, dolor o molestias abdominales. Sin embargo, el cáncer colorrectal no tiene necesariamente que provocar síntomas y en ocasiones cuando los produce suele encontrarse en una fase avanzada. 

Detección.

¿Cómo puedo detectar el cáncer antes de que tenga síntomas? Lo más importante es prevenir la aparición del cáncer y en todo caso diagnosticarlo en fases tempranas de la enfermedad o detectando lesiones que potencialmente puedan degenerar en un cáncer cuando pase el tiempo. La mayoría de los cánceres colorrectales se originan a partir de un pólipo. Los pólipos de colon y recto son tumores benignos, protusiones o “bultos”  que crecen en la superficie de la mucosa del intestino. Existen varios tipos: neoplásicos (adenomatosos) y no neoplásicos (hiperplásicos, hamartomatosos, inflamatorios, etc.). Los pólipos adenomatosos se pueden transformar en cáncer colorrectal. Si son extirpados cuando aún no se ha desarrollado el cáncer, podemos prevenir su aparición posterior hasta en un 90% de los casos. Un pólipo adenomatoso tarda unos 2-3 años en hacerse mayor de 1 cm y unos 7-10 años en hacerse un cáncer invasivo, es decir, son de crecimiento lento.  El cribado del cáncer colorrectal consiste en la detección precoz, incluso antes de que se desarrolle el cáncer, buscando esos pólipos antes mencionados.  Actualmente existen tres pruebas de cribado o screening para detectar lesiones premalignas o el cáncer colorrectal que aún no se ha manifestado: la detección de sangre oculta en las heces, y la colonoscopia. 

Colonoscopia.

Colonoscopia: Es un procedimiento que explora el interior del colon y recto por medio de un endoscopio flexible que se introduce por el ano. Es un método con una altísima capacidad para detectar lesiones. Además permite extirpar en el mismo momento la gran mayoría de esas posibles lesiones (pólipos). Es decir, la colonoscopia, en el caso del cáncer de colon, no actúa sólo como técnica de diagnostico precoz sino también como tratamiento preventivo, ya que permite la resección de estas lesiones antes de que malignicen  
Test para la detección de sangre oculta en heces (test fecal inmunoquímico, SOH): se realiza recogiendo una muestra de las heces para determinar la presencia de rastros de sangre. Consta de un kit con instrucciones que explican cómo tomar las muestras de heces en casa. El kit se envía a un laboratorio para su análisis, aunque no es exacto al 100%. Por ello, se recomienda repetir la prueba anualmente y consultar al médico si aparecen molestias.  En el caso de un resultado positivo, quiere decir que se han detectado rastros de sangre. Esto puede deberse a diferentes causas, como un pólipo grande que haya sangrado, hemorroides, u otras lesiones, no necesariamente implica la presencia de cáncer, pero si indica la necesidad de realizar una prueba que nos permita ver el interior del colon y buscar la causa de ese sangrado: la colonoscopia. Este test es sencillo y barato, por lo que es el más utilizado en cribado poblacional.
Colonografía por TC:  Es una prueba radiológica que consiste en realizar una tomografía (TAC) especial que permite ver el interior del colon. Es una técnica con menos riesgos de perforación que la colonoscopia tradicional y que permite lesiones o pólipos, sobre todo de 1 cm o más. Por el contrario, la capacidad para detectar lesiones pequeñas o pólipos planos es menor, precisa también de una adecuada limpieza del colon, hay que someterse a la exposición de radiaciones y la evidencia disponible es baja en cuanto a su eficacia en la reducción de la incidencia de cáncer colorrectal y la mortalidad. Si la prueba es normal, se recomienda su repetición cada 5 años. Las guías de la Sociedad Americana de Endoscopia Digestiva recomiendan realizar colonoscopia clásica si se detectan lesiones de al menos 6 mm.
En resumen: El cáncer colorrectal es una neoplasia frecuente, que está aumentando en los países desarrollados, con alto poder curativo si se diagnostica precozmente.
Los hábitos dietéticos (dieta baja en grasa, rica en verduras, frutas, calcio y vitamina D) y el estilo de vida (no fumar, hacer ejercicio, moderar el consumo de alcohol y las carnes rojas) son importantes para la prevención del cáncer colorrectal.
Las pruebas de cribado: detección de sangre oculta en heces o colonoscopia se recomiendan a partir de los 50 años si no hay antecedentes familiares.
El cribado del cáncer colorrectal en pacientes con antecedentes familiares de cáncer de colon o pólipos varía según el número de familiares afectos, el grado de parentesco y la edad en el momento de diagnóstico. Aumenta el riesgo cuando el familiar afecto es un hermano, cuánto más joven es la persona que padece el cáncer y cuántos más familiares haya con esta enfermedad.

Scroll al inicio